Esta mañana entré en el hospital andando por el techo. Sí, estaba tan tan tan tan nerviosa que me subía por las paredes.
Desde que nos dieron el alta el miércoles el peque anda que no anda. Se agacha, salta, se acuclilla y da volteretas estupendamente pero cuando llega la hora de los desplazamientos ahí la cosa cambia. Oscila como un péndulo de un lado a otro de una forma muy poco equilibrada, vamos que Papá y yo continuamente le hacemos barrera con los brazos por si se cae, cosa que todavía no ha pasado pero que podría pasar.
Con estas características andanísticas (toma ahí la palabreja que me he inventado) es lógico que anoche el miedo me acuchillara en plena madrugada imposibilitándome dormir. Vuelta va y vuelta viene haciendo pasar las horas sin lograr pegar el ojo más de tres segundos seguidos hasta que al final el despertador sonó anunciando la llegada del temido momento....LA REVISIÓN
Lo admito, cuando aparqué, cogí al peque entre mis brazos y esquivé a los gorrillas con elegancia (echándoles una mirada fulminante que decía NO OS ACERQUÉIS) temblaba de arriba a abajo con el miedo metido en el cuerpo. Sin duda las enfermeras tuvieron que notarme el nerviosismo porque, sin que yo dijera nada, hicieron alusión a que la cojera de Daniel era de lo más normal. ¡¡¡Gracias!!! (GRATITUD MÁXIMA)
Luego una madre que también esperaba en la sala me contó que a su hijo le pasó algo similar y que incluso tuvo que llevarlo a fisioterapia porque una pierna se le quedó tan flojísima y sin fuerzas que la arrastraba como un trapo. Según parece algunas quimios producen estos efectos secundarios.
Al final conseguí relajarme apartando por fin la idea de que los procesos autoinmunes habían aparecido para hacernos la puñeta y entré, con más cansancio que nervios, en la consulta de la doctora seguida de lejos del peculiar caminar de Pata-palo y saca-corchos que lleva Daniel.
La conclusión de la doctora ha sido que el Duende ha perdido masa muscular y que necesita tiempo para recuperarse. No obstante habrá que vigilarlo por si acaso.
Por lo demás, analíticamente hablando, todo está requete-bien....yupi-yupi-ya-ya.
Qué durísimo es ser padre....ya lo dicen los abuelos.
¡Ahhhh! Además de volver a casa más tranquilotes el Duende también lo ha hecho luciendo en su cabecita un pañuelito chachi-fantástico que Jam (la voluntaria de ASION) le ha regalado permitiéndole elegir el estampado que más le gustaba....como siempre el mundo del motor se antepuso a cualquier otra cosa y Daniel eligió el estampado de camiones.
FELIZ FIN DE SEMANA!!
Desde que nos dieron el alta el miércoles el peque anda que no anda. Se agacha, salta, se acuclilla y da volteretas estupendamente pero cuando llega la hora de los desplazamientos ahí la cosa cambia. Oscila como un péndulo de un lado a otro de una forma muy poco equilibrada, vamos que Papá y yo continuamente le hacemos barrera con los brazos por si se cae, cosa que todavía no ha pasado pero que podría pasar.
Con estas características andanísticas (toma ahí la palabreja que me he inventado) es lógico que anoche el miedo me acuchillara en plena madrugada imposibilitándome dormir. Vuelta va y vuelta viene haciendo pasar las horas sin lograr pegar el ojo más de tres segundos seguidos hasta que al final el despertador sonó anunciando la llegada del temido momento....LA REVISIÓN
Lo admito, cuando aparqué, cogí al peque entre mis brazos y esquivé a los gorrillas con elegancia (echándoles una mirada fulminante que decía NO OS ACERQUÉIS) temblaba de arriba a abajo con el miedo metido en el cuerpo. Sin duda las enfermeras tuvieron que notarme el nerviosismo porque, sin que yo dijera nada, hicieron alusión a que la cojera de Daniel era de lo más normal. ¡¡¡Gracias!!! (GRATITUD MÁXIMA)
Luego una madre que también esperaba en la sala me contó que a su hijo le pasó algo similar y que incluso tuvo que llevarlo a fisioterapia porque una pierna se le quedó tan flojísima y sin fuerzas que la arrastraba como un trapo. Según parece algunas quimios producen estos efectos secundarios.
Al final conseguí relajarme apartando por fin la idea de que los procesos autoinmunes habían aparecido para hacernos la puñeta y entré, con más cansancio que nervios, en la consulta de la doctora seguida de lejos del peculiar caminar de Pata-palo y saca-corchos que lleva Daniel.
La conclusión de la doctora ha sido que el Duende ha perdido masa muscular y que necesita tiempo para recuperarse. No obstante habrá que vigilarlo por si acaso.
Por lo demás, analíticamente hablando, todo está requete-bien....yupi-yupi-ya-ya.
Qué durísimo es ser padre....ya lo dicen los abuelos.
¡Ahhhh! Además de volver a casa más tranquilotes el Duende también lo ha hecho luciendo en su cabecita un pañuelito chachi-fantástico que Jam (la voluntaria de ASION) le ha regalado permitiéndole elegir el estampado que más le gustaba....como siempre el mundo del motor se antepuso a cualquier otra cosa y Daniel eligió el estampado de camiones.
FELIZ FIN DE SEMANA!!
Qué bien!!, una chispita de tiempo mas y duende Daniel tendrá las pilas a tope de recarga. Seguro.
ResponderEliminarBesos
Segurísimo que sí!! Nada más que hay que ejercitar esas piernas flojas
EliminarCachis... las condenadas piedrecitas del camino la lata que dan!! Menos mal que este niño es más fuerte que una roca y en nada va a estar bien, ya verás, en poco tiempo le tienes jugando al fútbol como un campeón!!
ResponderEliminarDentro de lo que cabe (porque siento mucho tantos susto) son muy buenas noticias. Asi que a sonreir!!!
Me encanta la ilustración!!!
Muuuuacks!!!
La verdad es que sí, no hay manera. Parece que lo fácil no va con nosotros, arggggg. Pero bueno, nos centramos en lo bueno y ya está.
EliminarMuchos besos
Uuufff!! Que alivio!! Menudo peso me acabas de quitar de encima. Mas vale que el Duende esta imparable!! A ver si ahora todo sigue evolucionando como hasta el momento que hay que empezar a montar el arbol de navidad y el belen en casita!!! Y quiero fotos!!!
ResponderEliminarMILLONES DE BESOS!
Es verdad!!! Este año las navidades serán en casita, que ilusión
EliminarJijijiii....las tendrás, las tendrás.
Ahora a respirar hondo, hondo y a seguir. Un abrazo muy amoroso para los tres desde barcelona.tere rodri
ResponderEliminarMuchas gracias Tere por ese abrazo amoroso.
EliminarSí, ahora toca respirar tranquilos que ya es hora.
Besos
Me alegro que esa flojera sea solo flojera! Un poco de tiempo y seguro que está corriendo los 100 metros lisos! Un beso!
ResponderEliminarNo imaginas la alegría al leer esto. Bueno, sí la imaginas, porque la tuya, obviamente, será mayor, pero te aseguro que la mía anda cerca.
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