martes, 16 de junio de 2015

DOS DONANTES

Recuerdo perfectamente cuando el año pasado, por estas fechas, nos dieron a Papá y a mi la mala noticia: "El trasplante del Duende ha fallado y hay que repetir"

Recuerdo la angustia, la pena, el desánimo...
Recuerdo que intenté tomármelo con filosofía porque, joer, no me quedaba más remedio.
Pero también recuerdo que me dolió en el alma que algo tan bonito como la donación totalmente desinteresada de una persona anónima hubiera sido para nada.

En aquellos momentos me pregunté muchas cosas que, al estar en el listado de donantes podrían pasarme por la cabeza perfectamente a mí.

¿Cómo se sintió esa persona cuando sonó el teléfono y le comunicaron que le necesitaban?
¿Qué pensó cuando iba camino del hospital para realizar la donación?
¿Se imaginó cómo podía ser el niño o el adulto al que les estaba regalando vida?
 Y ya después de la donación, ¿se preguntó lo que su donación podría estar haciendo? ¿Cómo actuarían sus células en un cuerpo distinto al suyo?

A partir de aquí viene la parte por la que yo me alegré que la donación fuera anónima.

¿Qué pensaría el donante si supiera que todo ese esfuerzo había caído en saco roto?

Me alegré porque, si hubiera sido yo la donante creo que me sentiría un tanto decepcionada. Vale sí, seguramente haría uso de mi positivismo y me diría a mi misma que por lo menos lo intenté, que hice lo que pude. Pero creo que el gusto amargo no desaparecería fácilmente.

Cuando este enero después del segundo trasplante nos comunicaron que la quimera estaba, "a efectos prácticos", completa pero era mixta, no lo voy a negar. ME ASUSTÉ y mucho.

Ahora, unos cuantos meses después en los que parece que todo va bien, veo esa quimera completa "a efectos prácticos" de otra forma.
Veo y siento que dos buenas personas han completado la vida de mi hijo.
Ya no me parece que el primer trasplante hubiera sido un fracaso, todo lo contrario. El primer trasplante fue necesario para poder lograr un equilibrio con el segundo.

Así que, mientras la gran mayoría de las personas del mundo tienen un Ángel de la guarda que los protege, Daniel tiene la gran fortuna de contar con dos.
Dos personas maravillosas que aunque a simple vista parecen invisibles, siempre van cogidas de su mano. Ayudándolo, protegiéndolo y acompañándolo por el viaje de la vida que sin ellos no podría explorar.


Me han contado que por mediación de la Fundación Josep Carreras, que son los que crearon y llevan el REDMO se le puede enviar al donante una carta de agradecimiento.

Ya estoy comiéndome el coco con lo que quiero decirles, a los dos.

FELIZ DÍA
DONA MÉDULA

8 comentarios :

  1. Lindo post.. sin duda tiene a esos dos angeles a su lado...
    beso grande para vos y tu duende

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dos ángeles que no necesitan alas porque tienen capa de súper héroe.

      Eliminar
  2. me hiciste llorar... dos verdaderos ángeles caminando por la tierra <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por lo que yo sé hay más de dos.
      Muchos son los ángeles que salvan a niños y adultos sin siquiera conocerlos.

      Eliminar
  3. ¡¡Qué bonito!! Yo pienso muchas veces en eso mismo, en qué será lo que me pase por la cabeza si algún día mi teléfono suena. No creo que pueda siquiera acercarme a imaginar qué se siente en esos momentos. Pero, sobre todo, el hecho de saber que con un poquito de ti puede salir adelante otra persona, tiene que ser un subidón que no veas. Seguro que esas personas se sienten súper felices al recibir tu carta.
    Besos para los tres, Carola!! Bueno, y otro para Meiga, no vaya a ser que se enfade!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tiene que ser una sensación extraordinaria.
      Eso Esther, está bien que te acuerdes de Meiga que como se enfade te muerde la nariz. jajaja
      Besotes

      Eliminar
  4. Me encantaría que un día me llamasen para donar. ME ENCANTARÍA!!! Saber que tienes la oportunidad de salvar una vida... Yo antes de que a Javi le diagnosticasen el linfoma no tenía ni idea de este mundo... Luego empecé a ver a niños que necesitaban un donante y no lo encontraban y alguno tristemente fallecía y me reconcomía el sentimiento de culpa. No dejaba de pensar... y si era yo??? Y ahora no sé ni como hay gente que no es donante. Algo tan sencillo que puede salvar vidas!!!
    Y lo de la carta me parece maravilloso. Te imaginas la cara al recibirla? Jo, que bonito!!!!
    Me alegro infinito que al Duende le vaya bien con sus dos angelitos!
    Besototes!!!

    ResponderEliminar

Gracias por tus blablablas